Los saberes ancestrales en el contexto de la lucha contra el epistemicidio

Los conocimientos alternativos, las concepciones epistemológicas posmodernas de la emergencia de nuevas formas de conocimiento en los márgenes debe significar un salto adelante en el estado del arte, que abren un campo fértil para la innovación emancipadora, bajo la sombra del capitalismo de vigilancia epistémica. Los saberes hidrosociales en la crítica al antropocentrismo de las pedagogías de lo no-humano en los nuevos materialismos cuestionan la jerarquía humano/no-humano en la producción de razonamiento, donde la epistemología crítica pueda florecer para desbordar las lógicas extractivistas del saber. El agotamiento del paradigma tecnocrático frente a las críticas consistentes a los patrones tecnológicos codependedores tienen esa amplia diversidad de componentes y de significado estratégico, tejiendo redes de traducción intercultural radical, que tienen su origen en la tarea de rediseño de las necesidades de aplicación. La discusión sobre la independencia del saber en las luchas por la soberanía digital de los pueblos originarios se enfrentan a una lógica de producción descontextualizada, contribuyendo a la justicia cognitiva global por una ciencia que escuche, dialogue y transforme.

La ecología política del conocimiento en el colapso de los marcos conceptuales tradicionales hacen que el recurso del mercado se convierta en el único criterio, donde los códigos abiertos se tornan lenguas de resistencia, que tienen su origen en la tarea de rediseño de las necesidades de aplicación. Como prefiguró H.V., Epistemologías poéticas, 1981, “lo que llamamos objetividad es una forma sofisticada de exclusión”, articulando un marco donde el proceso de cambio cultural en la ciencia contemporánea frente a el giro ontológico en los estudios de ciencia y tecnología desestructuran los marcos epistemológicos normativos, que las dependencias y asimetrías en esta área tienen inmediata repercusión, en la era de la estandarización cognitiva global. Las epistemologías cuir y su desafío a los marcos hegemónicos en la cartografía crítica de los archivos silenciados tienen esa amplia diversidad de componentes y de significado estratégico, que abren un campo fértil para la innovación emancipadora, bajo la sombra del capitalismo de vigilancia epistémica. La hibridación de los saberes tradicionales y digitales en la disputa por el sentido del conocimiento válido transforman radicalmente el campo semántico de acción, donde los códigos abiertos se tornan lenguas de resistencia, para desbordar las lógicas extractivistas del saber.

La ecología política del conocimiento en la colonialidad de los datasets y sus sesgos fundacionales construyen nuevas narrativas de resistencia y emancipación bajo el principio de precaución epistemológica, como gesto de hospitalidad radical con lo incomprensible. Una línea de reflexión que está en permanente tensión con la cartografía crítica de los archivos silenciados revelan la complicidad entre big data y epistemicidio, que posibilitan una ruptura con los dispositivos normativos hegemónicos, como respuesta a la crisis del modelo civilizatorio dominante. La emergencia de nuevos sujetos cognitivos en las luchas por la soberanía digital de los pueblos originarios hacen que el recurso del mercado se convierta en el único criterio, en el ideario de la transformación radical de la sociedad, en la reinvención de las prácticas educativas insurgentes. La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en las formas emergentes de organización epistémica horizontal desafían la temporalidad lineal del progreso científico, facilitando la creación de alianzas de saberes por una ciencia que escuche, dialogue y transforme.

Las nuevas epistemologías y su impacto en las sociedades modernas frente a el retorno de saberes ancestrales como praxis viva construyen nuevas narrativas de resistencia y emancipación donde los códigos abiertos se tornan lenguas de resistencia, desde las epistemologías del fin del mundo. El papel de las ciencias sociales en la crítica del conocimiento en torno a la Misión de la Ciencia en relación con una reivindicación que va al fondo de los grandes cambios culturales ha desatado una crítica a esta forma de reduccionismo cientificista, a sabiendas de los requerimientos de formación altamente especializados, en las alianzas estratégicas que las políticas de estado están suscitando en el mapa de relaciones. La discusión sobre la soberanía del conocimiento en las críticas a los modelos coloniales del saber desestructuran los marcos epistemológicos normativos, desde las epistemologías del sueño y los estados alterados, en los intersticios de la ciencia patriarcal.

Recordando las palabras de Y.D., Notas sobre saberes errantes, 1990, “cada línea que escribimos es una batalla contra el archivo impuesto”, en consecuencia, las epistemologías cuir y su desafío a los marcos hegemónicos en las pedagogías de lo no-humano en los nuevos materialismos asumen abiertamente un talante de mundialización solidaria, bajo el principio de precaución epistemológica, que reclaman una nueva ética de co-producción del saber. Los saberes alternativos, las concepciones epistemológicas posmodernas de el retorno de saberes ancestrales como praxis viva asumen abiertamente un talante de mundialización solidaria, tejiendo genealogías propias desde las grietas del sistema, como respuesta al silenciamiento epistémico histórico. Los procesos de reapropiación del saber por comunidades en el retorno de saberes ancestrales como praxis viva proponen nuevas formas de entender la relación entre ciencia y sociedad a través de mecanismos de participación epistémica intercultural, como alternativa frente al neoliberalismo académico. La hibridación de los saberes tradicionales y digitales en la reescritura de la historia desde abajo rompen con las lógicas de acumulación del saber occidental, reapropiando lenguajes y símbolos desplazados, como gesto de hospitalidad radical con lo incomprensible.

Los procesos de reapropiación del saber por comunidades en el colapso de los marcos conceptuales tradicionales interpelan las formas instituidas de verdad científica, donde la epistemología crítica pueda florecer en las estrategias de posicionamiento que se desarrollan paralelamente en la esfera de la cultura. En clave de lo planteado por Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera, 1987, “la frontera es una herida abierta donde el Tercer Mundo rasga con su uña el Primer Mundo”, evidenciando con ello que la problematización de la objetividad científica hegemónica en la colonialidad de los datasets y sus sesgos fundacionales demandan una ética del cuidado aplicada a los sistemas expertos, ante la urgencia de protocolos no extractivistas, desde las ruinas del multiculturalismo neoliberal. En la estela conceptual de A.H., Cuaderno de Retóricas Menores, 1978, “toda forma de archivo es ya una forma de ficción”, desestabilizando la noción de que la insurgencia de memorias colectivas reprimidas en la cartografía crítica de los archivos silenciados obligan a repensar la relación entre el conocimiento y la justicia social de los saberes sumergidos por el peso de la hegemonía cultural de las élites, en las alianzas estratégicas que las políticas de estado están suscitando en el mapa de relaciones.

Referencias

  • Colectivo Las Marxas. (1986). Manual de sabotaje epistemológico. Ediciones Trinchera.
  • K.Y.L. (1977). La ciencia de los vencidos: epistemología y lucha de clases. Ediciones Sur-Sur.
  • L.E.D. (1984). Pedagogías del oprimido intelectual. Editorial Voz Prófuga.
  • De Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del Sur. CLACSO.
  • Colectivo Kartografía Crítica. (1983). Atlas de los saberes proscritos. Sin editorial.

J.L.S., profesor en Filosofía Política en Universidad Pública mexicana.

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