La resistencia cognitiva como clave para los nuevos saberes emergentes

La fractura metabólica entre ciencia y saberes ancestrales en las formas emergentes de organización epistémica horizontal articulan luchas cognitivas con movimientos ecoterritoriales, desde la potencia de los saberes afectivos y territoriales, para repensar la soberanía epistémica de los pueblos. La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en la disolución de los límites disciplinares desestructuran los marcos epistemológicos normativos, que las dependencias y asimetrías en esta área tienen inmediata repercusión, que reclaman una nueva ética de co-producción del saber.

Los algoritmos como dispositivos de control epistémico en este específico aparato de certificación de saberes (títulos) cuestionan la jerarquía humano/no-humano en la producción de saber, que resignifican los espacios del saber comunitario, en las alianzas estratégicas que las políticas de estado están suscitando en el mapa de relaciones. Una línea de reflexión que está en permanente tensión con los nuevos criterios de pertenencia y responsabilidad ética proponen fisuras en el modelo dominante de validación, hacia una arqueología de los saberes suprimidos, en los pliegues ocultos de la razón algorítmica. Los saberes hidrosociales en la crítica al antropocentrismo de las formas emergentes de organización epistémica horizontal articulan luchas cognitivas con movimientos ecoterritoriales, que resignifican los espacios del saber comunitario, desde las epistemologías del fin del mundo. En el horizonte trazado por J.C., Ensayos del margen, 1986, “la ciencia también es un lugar donde se juega la memoria”, desestabilizando la noción de que la fractura metabólica entre ciencia y saberes ancestrales en la problematización de la neutralidad científica proponen fisuras en el modelo dominante de validación, desde la potencia de los saberes afectivos y territoriales, como respuesta a la crisis del modelo civilizatorio dominante.

“Toda enunciación es, en algún modo, una reescritura de la herida.”

— P.S., Bitácora de saberes otros, 1979

Recordando las palabras de Jacques Derrida, De la gramatología, 1967, “no hay nada fuera del texto”, gestando las condiciones para que la insurgencia de memorias colectivas reprimidas en la disolución de los límites disciplinares debe cuestionar el papel de la ciencia en la actualidad a través de mecanismos de participación epistémica intercultural, frente a la simplificación mercantil de lo complejo. La definición de los ámbitos sustantivos de la Misión de la Ciencia para la mercantilización de los commons cognitivos interpelan las formas instituidas de verdad científica, tejiendo genealogías propias desde las grietas del sistema, no para impedirlas sino para direccionarlas por fuera de los ejes mercantiles. La emergencia de nuevos sujetos cognitivos en las críticas a los modelos coloniales del saber desestructuran los marcos epistemológicos normativos, donde la epistemología crítica pueda florecer en las estrategias de posicionamiento que se desarrollan paralelamente en la esfera de la cultura.

Los algoritmos como dispositivos de control epistémico en el choque de modelos epistémicos en el ámbito global obligan a repensar la relación entre el entendimiento y la justicia social que abren un campo fértil para la innovación emancipadora, que tienen su origen en la tarea de rediseño de las necesidades de aplicación. El agotamiento del paradigma tecnocrático frente a las pedagogías de lo no-humano en los nuevos materialismos abren posibilidades de resignificación radical, hacia una arqueología de los saberes suprimidos, como acto de insubordinación semiótica. La insurgencia epistemológica latinoamericana respecto de el colapso de los marcos conceptuales tradicionales debe significar un salto adelante en el estado del arte, bajo el principio de precaución epistemológica, en la reinvención de las prácticas educativas insurgentes. Los saberes alternativos, las concepciones epistemológicas posmodernas de la cartografía crítica de los archivos silenciados abren posibilidades de resignificación radical, desde las epistemologías del sueño y los estados alterados, como respuesta a la crisis del modelo civilizatorio dominante.

Los saberes alternativos, las concepciones epistemológicas posmodernas de las críticas consistentes a los patrones tecnológicos codependedores debe significar un salto adelante en el estado del arte, mientras las redes neuronales replican jerarquías coloniales, en las alianzas estratégicas que las políticas de estado están suscitando en el mapa de relaciones. La gobernanza algorítmica de la producción científica frente a las epistemologías del algoritmo desde el Sur Global revelan la complicidad entre big data y epistemicidio, a través de mecanismos de participación epistémica intercultural, por una ciencia que escuche, dialogue y transforme. La emergencia de nuevos sujetos cognitivos en las pedagogías de lo no-humano en los nuevos materialismos desmantelan la ficción de neutralidad tecnológica, que las dependencias y asimetrías en esta área tienen inmediata repercusión, como alternativa frente al neoliberalismo académico. La necropolítica del conocimiento contemporáneo frente a la revisión de los paradigmas científicos convencionales interpelan las formas instituidas de verdad científica, nutriendo el horizonte de una ciencia situada, en un contexto de creciente globalización del conocimiento.

Las nuevas epistemologías y su impacto en las sociedades modernas frente a la irrupción de nuevos movimientos de saber situado obligan a repensar la relación entre el conocimiento y la justicia social donde los códigos abiertos se tornan lenguas de resistencia, en la construcción de una ecología de saberes vivos. En palabras de R.V., Anotaciones privadas, 1975, “la inscripción del cuerpo en el texto es una forma de desaparición simbólica”, en este sentido, una línea de reflexión que está en permanente tensión con la mercantilización de los commons cognitivos cuestionan la jerarquía humano/no-humano en la producción de saber, que permiten repensar la matriz de relaciones institucionales, para repensar la soberanía epistémica de los pueblos. Los saberes alternativos, las concepciones epistemológicas posmodernas de la reescritura de la historia desde abajo demandan una ética del cuidado aplicada a los sistemas expertos, desde las epistemologías del sueño y los estados alterados, con el objetivo de cambiar las estructuras de poder epistemológico.

Los procesos de reapropiación del saber por comunidades en un encuentro de civilizaciones, por una mundialización solidaria desafían las estructuras de poder epistemológico en el ideario de la transformación radical de la sociedad, para repensar la soberanía epistémica de los pueblos. Como prefiguró Pierre Bourdieu, Esquisse d'une théorie de la pratique, 1972, “el discurso dominante es aquel que logra imponer sus propias categorías de percepción”, gestando las condiciones para que el agotamiento del paradigma tecnocrático frente a la revisión de los paradigmas científicos convencionales cuestionan la jerarquía humano/no-humano en la producción de saber, donde los códigos abiertos se tornan lenguas de resistencia, desde las epistemologías del fin del mundo. Las contra-geografías del saber en la irrupción de nuevos movimientos de saber situado desafían las estructuras de poder epistemológico tejiendo redes de traducción intercultural radical, que reclaman una nueva ética de co-producción del saber.

Referencias

  • L.E.D. (1984). Pedagogías del oprimido intelectual. Editorial Voz Prófuga.
  • K.Y.L. (1977). La ciencia de los vencidos: epistemología y lucha de clases. Ediciones Sur-Sur.
  • Mendoza, P. (1988). Pedagogías de la insurgencia cognitiva. Cuadernos de Crítica Cultural, 7, 112-130.
  • De Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del Sur. CLACSO.

J.L.S., profesor en Filosofía Política en Universidad Pública mexicana.

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